lunedì 31 marzo 2014
Divagazioni su di un IV Centenario in sordina (Padre Jerònimo Gracian)
Divagaciones de un IV centenario en
Sordina (dalla rivista EN CAMINO della comunità OCD guatemalteca)
Sinceramente, cuando hace
casi 50 años tuve en mis manos una de las primeras edi- ciones de la
Peregrinación de Anastasio (P. Jerónimo Gracián, 1545-1614), dos cosas me maravillaron: ¿Cómo a una figura tan relevante y poliédrica de los comienzos del
Carmelo Teresiano se le ha sistemáticamente borrado de los anales de nuestra historia? Aun con una somera lectura de algunos escritos de Santa Teresa
de Ávila no es difícil darse cuenta de que ningún otro hermano entró tanto en
su vida, sobre todo espiritual. Segundo motivo de estupor, para mí más
grave que el primero: ¿es posible que la experiencia de una esclavitud tan
dura como la padecida por el querido hermano en Túnez no haya inducido a sus
muchos acusadores a reconsiderar de algún modo lo absurdo de aquella condena?
Si la parábola del hijo pródigo (suponiendo que él lo hubiera sido) tiene lugar
sólo en el Evangelio y no en una Orden religiosa, está claro que
esto es como abrir la compuerta a una inundación de dudas.
Quedé impresionado sobre todo por la
obstinación del Padre Gracián en buscar toda posible justificación al comportamiento de sus hermanos que lo habían expulsado, aun remachando hasta el
fondo su propia inocencia. La frialdad glacial de sus detractores deja
profundamente perplejos: ¿el perseguido justificando a los perseguidores?
Mientras ellos estaban tranquilamente gozando del beneficio de verse por fin
desembarazados de aquel incordiante, a él sus verdugos mahometanos le
marcaban con hierro candente el signo de la cruz bajo la planta de los pies.
Habría también en realidad un tercer
motivo de estupor. No creo haber encontrado entre nuestros escritores
teresianos uno tan dotado de buen humor.
El suyo, incluso cuando tendría todas las
razones para ello, nunca es sarcástico, y a veces alcanza hasta las cimas
del puro lirismo.
Me he formado por tanto la idea de que
muchas de sus iniciativas en el campo apostólico han tenido recepción, aunque
sin reconocerlo nunca oficialmente por la sombra demasiado embarazosa de las
cumbres españolas, precisamente en aquellos hermanos que fueron artífices de la
difusión teresiana en Italia y en el resto de Europa, comprendidos los
territo- rios misionales. Nadie me quita de la cabeza que cuantos dejaron la
patria para esta expan- sión de los Carmelitas Teresianos fueron en verdad
mentes elevadas, tanto que obtuvieron de la Iglesia encargos de notable
importancia. En la patria se hubieran enmohecido; en Italia y en otras partes
sacaron a luz todos los talentos recibidos del Señor.
“Quedé impresionado sobre todo por la obstinación del Padre Gracián...”
Cuánto cuesta un fraile: por el Padre Nicola Galeno de
la Virgen del Carmen
Nunca podré olvidar la célebre respuesta
de S. Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) a una Hermana de vida activa
que le pedía algún comentario autorizado a los escritos de la Santa Teresita.
Después de darle el nombre de algún autor añade con su pro- verbial franqueza:
“A mi parecer basta leerla: ¡Teresita se comenta sola!”.
Sinceramente, a uno le vienen ganas de
afirmar lo mismo respecto a este ilustre hermano de Orden, que con seguridad
es el más citado de nuestra Santa Madre Teresa, y sin duda alguna el más
olvidado de sus hermanos por un cúmulo de prejuicios, que ni siquiera cuatro
siglos han podido disipar del todo. Nosotros los italianos tenemos la atenuante
de que no existen prácticamente obras suyas traducidas al bello idioma de
Dante, aunque leyendo su Diario (Peregrinación de Anastasio) resulta que en el
último decenio del siglo XVI y en los primeros años del siglo XVII algunos tratadillos suyos se publicaron en italiano antes que en español.
Si hay algo que no soporto durante algunas
visitas artísticas, es la presencia del cicerone. Yo busco siem- pre el
contacto directo con los autores. Si encuentro un cuadro bello o una bella
escultura, quiero estar libre para dialogar de tú a tú con el autor deteniéndome todo el tiempo que retenga necesario. Sólo así logro compenetrarme con el
drama por él vivido para llevar a cabo su obra. Si además consigo fotografiarla
y extender incluso una lectura poética, entonces se convierte prácticamente en
mía, aun quedando en su lugar: en el corazón me acompaña dondequiera.!
Tuve la suerte de descubrir casi
casualmente a este hermano de Orden hace unos cincuenta años, cuando estudiaba
teología en el Teresianum de Roma. Puedo decir que he aprendido el español
sobre todo leyendo aquel Diario y otros opúsculos suyos. Si un pesar me queda
es el de no haber hecho una drástica elección histórica en mi vida: me dejé
llevar demasiado de la actividad parroquial y misionera. Pesar juicioso, pero
demasiado tarde. Y “agua pasada no mueve molino”.
Para mí es importantísimo escuchar primero
lo que uno piensa de sí mismo. Habrá tiempo después para examinar las opiniones
de los demás. Pues bien, en el Proemio de su Diario así se presenta...
“No pienso, contando mis afrentas, que
hago agravio a lo que debo en el reconocimiento de mis
miserias , pecados y faltas, porque
–como dice san Agustín- así como el mismo fuego que refina y hace resplandecer
el oro oscurece con humo y desruye la paja, así son fuego las
tribulaciones, que en otros que tuvieran oro de virtud causarán perfección y
vida ejemplar; pero en mí –que soy más vil que la paja y estiércol- han causado
impaciencia, pecados y mal ejemplo”. (Proemio)
Y poco más abajo así con- cluye...
“Ruego al que le leyere
délagloriaaDios, yamí me tenga por el más malo del mundo, y procure el
aprovechamiento de su espíritu” (Ib.)
Querido Padre Jerónimo Gracián, como
tarjeta de visita no está mal, ¿no? De- fines tan bien tu silueta que no dejas
espacio alguno a las ilusiones. Te sientes lo que cada uno de nosotros es
realmente ante Dios: un pobre diablo, necesitado de perdón y de salvación!
Claro que tú del sacerdote y del religioso
en general tienes un alto concepto, y ¡cómo quisieras estar siempre a la
altura del ideal pedido por Cristo mismo a sus colaboradores más estrechos!
Estás en efecto firmemente convencido de que descubriendo las propias culpas
uno puede “manifestar la misericordia de Dios con la enmienda que de
ellas ha
tenido” (Prólogo).
Y eres tan exigente que afirmas...
“Esa no hallo en mí, y como me dijo una
beata de Elche, ‘gran daño es de los confesores y predicadores saber el
pueblo sus defectos, porque como los miran como a espejos para su bien,
oscureciéndose con manchas, estorban el fruto de su oficio” (ib.)
A este punto permitidme hacer una pregunta
que a algunos podrá parecer muy curiosa:
¿Cuánto puede venir a costar un fraile?
Me figuro que alguno inmediatamente echará mano a la calculadora para contar
los varios gastos: comida, hospedaje, estudios, medicinas y de- más...
¿Resultado?
Antes de que responda, he aquí que
interviene Santa Teresa en persona.
“Como después oí de boca de la Madre
Teresa, costéle un año de oraciones para traerme a la Orden, entendiendo que
la había de ayudar” (Diálogo 1o)
Sinceramente, siento un estremecimiento:
un año de oraciones mías son poca cosa...Pero un año de las de Santa Teresa,
ayudada por sus monjas, me parece en verdad una montaña como para derribar a
cualquier escalador experto, ¿no?
(Continuara)
Padre Nicola Galeno ocd
venerdì 28 marzo 2014
PREMIO I MIGLIORI ANNI - Danila Oppio 1° classificata narrativa
Grazie agli organizzatori del premio, grazie a Fabrizio De André che attraverso la sua canzone mi ha dato la possibilità di vincere il Primo Premio, grazie ad Anna Melato, a Franco Crespi, nel ricordo di Mariangela!
Anna Montella | 27 marzo 18.27.49 |
PREMIO I MIGLIORI ANNI DELLA NOSTRA VITA - Unica Edizione 2014
I RISULTATI
Primi classificati e/o Menzioni Speciali + tutti gli autori selezionati per l'inserimento nell'antologia cartacea in preparazione, sul sito del Caffè al link a seguire
vincitori e selezionati
Sezione Racconti brevi OPERA 1° CLASSIFICATA Danila Oppio – Legnano (Milano)
Ho atteso che fosse il Caffè Letterario La Luna e il Drago a dare per primo la notizia, ma ora con vera gioia comunico agli amici lettori, che ho vinto il primo premio con il mio racconto "All'ombra dei migliori anni".
Oltre all'attestato, ho molto gradito il video-trailer realizzato da Anna Montella, relativo all'opera da me scritta.
Condivido con voi attestato e video-trailer, per quanto riguarda il racconto, lo renderò visibile solo dopo che sarà pubblicata l'antologia che lo conterrà.
Danila Oppio
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martedì 25 marzo 2014
Piacenza: «Preti, aspettate i fedeli nel confessionale»
Piacenza: «Preti, aspettate i fedeli nel confessionale»
Vatican Insider: La Stampa(©ANSA) PRETI NEI CONFESSIONALI
Il cardinale Penitenziere maggiore
inaugura il corso sul «foro interno»: «Il sacramento della riconciliazione è in
crisi soprattutto dove i confessori sono in crisi»
CITTÀ
DEL VATICANO
ANDREA TORNIELLICITTÀ DEL VATICANO
I preti devono aspettare pazientemente i fedeli in confessionale, stare ad aspettarli con orari che siano convenienti per i penitenti. Lo ha detto questo pomeriggio il cardinale Mauro Piacenza inaugurando il corso - da molti anni ormai un appuntamento tradizionale - dedicato al «foro interno», cioè riguardante la coscienza, la sfera privata del singolo fedele: vi partecipano per una settimana al palazzo della Cancelleria circa cinquecento tra sacerdoti o seminaristi vicini all'ordinazione. Venerdì si concluderà con l'udienza di Francesco e con la celebrazione penitenziale nel pomeriggio in basilica di San Pietro, dove il Papa stesso confesserà alcuni dei presenti, inaugurando la «festa del perdono», ventiquattr'ore no stop con chiese aperte per le confessioni.
Il sacramento della riconciliazione, ha detto Piacenza, «è forse il modo più concreto e reale per “rinnovare l’incontro personale con Gesù Cristo”. Se è vero che spesso si giunge alla celebrazione del sacramento, dopo un lungo cammino, non senza travaglio interiore, e come meta di un precedente incontro personale con il Signore, ecclesialmente mediato, è anche vero che non poche e radicali conversioni avvengono nella stessa celebrazione del sacramento, nella quale la grazia soprannaturale, che agisce attraverso il confessore ed opera efficacemente nella coscienza del penitente, può condurre in brevi istanti ad altezze spirituali inimmaginabili per il solo criterio naturale».
«Quando abbiamo a che fare con il foro interno - ha aggiunto il cardinale - abbiamo a che fare con Dio! La coscienza, infatti, è quel sacrario nel quale Dio sempre parla, a tutti gli uomini, in forza della creazione, e ai cristiani, in forza della creazione e della redenzione... Accompagnare un fratello nel discernimento sul proprio concreto agire ed accogliere quanto dal foro interno emerge, significa entrare con lui in un terreno sacro, nel quale è necessaria la più grande attenzione. È come camminare sulla seta».
Piacenza ha invitato i confessori a prepararsi a celebrare il sacramento, «invocando lo Spirito di prudenza e di sapienza, domandando al Signore di essere suoi docili strumenti» e anche a sostare in preghiera una volta terminate le confessioni, «per ringraziare per ciò che il Signore ha compiuto attraverso le nostre povere persone e invocare, ancora e sempre, la custodia dello Spirito Santo e la potente intercessione della Madre di Misericordia su ciascuna della anime che attraverso di noi hanno rinnovato l’incontro personale con Cristo».
«L’esperienza di tutti noi, anche dei penitenzieri delle basiliche papali - ha detto ancora il cardinale - è che il sacramento della riconciliazione è in crisi soprattutto laddove i confessori sono in crisi. Laddove, cioè, si offre la possibilità del sacramento solo ai cosiddetti “cattolici adulti”, che lo chiedono consapevolmente, avendo magari il numero cellulare del sacerdote. Ma questa rischia di essere una riduzione personalistica del sacramento, che davvero nulla ha a che vedere con l’incontro personale con Cristo».
«La sapienza della Chiesa ci insegna, al contrario - ha spiegato Piacenza - che è necessario attendere il penitente al confessionale, con quella pazienza che è propria di Dio, ben rappresentata dal Padre, che vede arrivare il figlio minore da lontano. È un’attesa paziente, spesso dolorosa, talvolta delusa, ma è sempre possibile abitare il confessionale pregando, meditando, facendo lettura spirituale, offrendo il sacrificio. Se anche un solo penitente si riconcilia con Dio grazie alla fedele attesa del suo arrivo, magari preparata con intensa orazione, il tempo impiegato certamente non sarà stato vano. E anche se non arrivasse alcuno, la maggioranza della Chiesa, cioè gli angeli e i santi, avranno visto il nostro sacrificio e la nostra disponibilità».
«Essere fedeli al sacramento della riconciliazione - ha concluso il cardinale Penitenziere maggiore - è uno dei modi più efficaci per essere fedeli a Cristo stesso e al suo ineludibile mandato: “A chi rimetterete i peccati saranno rimessi e a chi non li rimetterete, resteranno non rimessi”». Parole che vanno anche intese, «come responsabilità personale di ciascun sacerdote nei confronti di tutti coloro ai quali i peccati non sono stati rimessi a causa della negligenza nell’offerta di tale sacramento e della conseguente difficoltà nel celebrarlo».
domenica 23 marzo 2014
giovedì 13 marzo 2014
Fabrizio de André - Si chiamava Gesù (VOL.I)
)
Ritengo che, per uno che dichiara di non credere, Fabrizio De André abbia scritto una canzone dedicata a Gesù, piena di tenerezza e dolore per Uno che è morto sulla Croce!
Ritengo che, per uno che dichiara di non credere, Fabrizio De André abbia scritto una canzone dedicata a Gesù, piena di tenerezza e dolore per Uno che è morto sulla Croce!
venerdì 7 marzo 2014
Maria Medita nel suo cuore
Il
mio Gesù? Lo ricordo come fosse ieri, quand’era piccolo, mentre lo stringevo al
petto, questo dono di Dio alla Sua umile ancella! Com’era buono, ubbidiente,
disponibile ad ascoltarmi, quando gli leggevo le Sacre Scritture! E come
aiutava volentieri Giuseppe, nel suo laboratorio di falegnameria! Non mancava
di andarmi a prendere l’acqua al pozzo, per evitarmi la fatica di portare
secchi pesanti! A parte quella volta, che mi ha tanto spaventato quando non lo
abbiamo visto con noi, tornando da Gerusalemme. Lo abbiamo poi ritrovato al Tempio, in mezzo ai dottori.
Certo, mi pareva forse un po’ troppo giovane, per occuparsi delle cose del
Padre suo, però aveva compiuto i 12 anni, e per la nostra legge si era fatto
adulto. Noi mamme non vorremmo mai pensare che i nostri bimbi diventino uomini,
ma Gesù è cresciuto in sapienza e grazia, nell’ubbidienza a Dio e a noi.
Ora
proprio non riesco a comprendere perché il mio Emmanuel sia stato tanto odiato!
Gesù ha tramutato l’acqua in vino, per quegli sposi al loro pranzo. Me ne ero
accorta, che non c’era più vino, e quando l’ho detto a Gesù, lui mi ha
dolcemente rimproverato, dicendomi che non era ancora giunto il suo tempo, ma
poi ha accolto la mia supplica.
Ha molti amici, discepoli che l’hanno seguito nelle sue predicazioni in tanti
luoghi della Galilea, perfino lungo il lago di Tiberiade. In questi giorni, pur
avendo compiuto incessantemente molti miracoli, ridando la vista ai ciechi,
guarendo paralitici e lebbrosi, risuscitando i morti, nessuno gli sta vicino e
lo difende. Quando piangeva gravato da molte pene, nel Getsemani, anche i suoi
amici più fidati non sono stati capaci di restare svegli a consolarlo e pregare
con lui. Pietro l’ha rinnegato per ben tre volte, eppure so bene quanto lo
abbia amato e perdonato, tanto da affidargli la sua Chiesa! Non si separava mai
da tutti loro, con me erano la sua famiglia.
Mi
tornano alla mente tanti ricordi, per esempio quel che disse Simeone, quel
giorno che portai mio Figlio al tempio: “Egli
è qui per la rovina e la resurrezione di molti in Israele, di contraddizione
perché siano svelati i pensieri di molti cuori. E anche a te una spada
trafiggerà l’anima”.
Quest’ultima
frase di Simeone mi fece emettere un gemito, perché sapevo, comprendevo che se
Gesù era venuto sulla terra per la Salvezza dell’umanità, avrebbe dovuto
compiere un sacrificio. Ma non potevo sapere, quasi trentatre anni prima, come
sarebbe morto mio figlio. Ero però sicura che alla fine lo avrei perduto.
Perché se lo Spirito Santo parlava a un uomo come Simeone, giusto e timorato di
Dio, questo significava che aveva avuto pietà di me, e non riuscendo a dirmi
nel cuore la verità, me la fece dire per mezzo di Simeone: “ E anche a te una
spada trafiggerà l’anima”. Non solo a me, anche a me! Questo era il segnale,
che mio Figlio sarebbe stato colpito di spada al cuore, ma prima ancora a
soffrirne sarebbe stata la sua anima ferita. Per questo avvertii da subito che
un dardo infuocato mi penetrava nel cuore. Anche a me…significava che prima di
tutto sarebbe stato mio figlio a esserne trafitto. Povero figlio mio, cosa gli
stanno facendo di così tremendo! Fosse stato un assassino, un ladro, un
farabutto, come madre avrei in ogni caso sofferto nel vederlo perseguitato,
oltraggiato e condannato, ma se lo sarebbe meritato. Mio figlio però è la bontà
personificata, ha distribuito grazie, ha perdonato. Ha solo amato e tanto. Mi
chiedo: è una colpa tanto grande amare? Una colpa offrire la guarigione del
corpo e dell’anima?
A
ben pensarci, fin da quando era piccino, qualcuno l’ha odiato tanto, da volerlo
uccidere. Non c’è riuscito con mio figlio, poiché siamo fuggiti, ma ha ucciso
un grande numero d’innocenti. Per quale ragione? Erode temeva che mio figlio
diventasse Re di Giudea? Ma come avrebbe potuto, il figlio di gente modesta
quale siamo noi, sostituirsi a un re terreno? Il Suo Regno non è di questo
mondo, e l’ha ben detto chiaro in tutte le sue predicazioni. Lui, che è figlio
di Dio Padre, ha solo voluto indicare la natura del Regno, che è spirituale e
non in concorrenza con i potenti di questa Terra. Non l’hanno capito! L’hanno
perfino accusato di agire per conto del demonio! Ma come potrebbe il demonio
volere il bene delle creature, quando appartiene al regno del male? Il Bene
viene solo da Dio, non dal suo antagonista! Il mio Gesù rappresenta il bene nel
suo assoluto, poiché è Figlio di Dio e tutt’uno con il Padre.
Così,
dopo tanto predicare di bene e di giustizia, di amore e di pace, moltiplicando
pani e pesci per la folla che aveva fame, ora si trova solo con qualche amico
che ancora gli è fedele. Dove sono tutti gli altri, quelli che hanno visto la
sua bontà, che hanno mangiato di quel pane e di quei pesci? Erano a migliaia, e
si sono dileguati! Siamo qui sotto la croce a piangere, impotenti contro la
malvagità delle creature, tre donne e il piccolo Giovanni, che lui amava tanto.
Perfino i discepoli si sono allontanati scuotendo il capo e mettendo in dubbio
tutto quando Gesù aveva loro insegnato!(Emmaus). Si ricrederanno, ma intanto
Gesù è rimasto solo, nessuno è stato disposto a difenderlo!
Ed
io, nel vederlo così, il suo corpo devastato dai colpi del flagello, e poi
inchiodato sulla croce dalla quale vorrei strapparlo, e non posso, sono
sopraffatta dal dolore, un dolore tanto più atroce, quando perché ingiusto per
lui e per me.
Il
mio cuore è lacerato in mille briciole, ho pianto tutte le mie lacrime, a
nessuna madre auguro tanto dolore! Ma ho accettato il suo destino perché come
dal salmo 22,16 si apprende: “Poiché cani
mi hanno circondato: uno stuolo di malfattori mi ha attorniato, mi hanno forato
le mani e i piedi”, tutto questo doveva accadere perché si potessero
compiere le profezie.
(Adempimento:(Luca, 23,33 E quando giunsero al luogo,
detto del Teschio, là crocifissero lui e i malfattori, l’uno a destra, e
l’altro a sinistra”).
Non
posso oppormi al volere del Padre, così come non si è opposto mio Figlio. Il
Messia avrebbe dovuto sopportare tutto questo, fino alla fine, come olocausto
per ottenere dal Padre la salvezza dell’umanità. E ogni schiaffo, frustata,
sputo, insulto e alla fine, quel colpo di spada al costato, ricevuti da Gesù,
li ho sentiti nella mia stessa carne. Anche oggi l’umanità continua a ferire
mio Figlio, e indirettamente anche me. Non ha ancora compreso che Lui è solo
Amore, e ciò che ha predicato, ogni sua azione e soprattutto il suo sacrificio,
è stato per il bene di ogni uomo della Storia?
Danila Oppio
pubblicato sul bollettino Parrocchiale Quaresima 2014 del Santuario Santa Teresa del Bambino Gesù
giovedì 6 marzo 2014
Messaggio del Santo Padre Francesco per la Quaresima 2014
Si è fatto povero per
arricchirci con la sua povertà (cfr 2 Cor 8,9)
Cari fratelli e sorelle,
in occasione della Quaresima, vi offro alcune
riflessioni, perché possano servire al cammino personale e comunitario di
conversione. Prendo lo spunto dall’espressione di san Paolo: «Conoscete infatti
la grazia del Signore nostro Gesù Cristo: da ricco che era, si è fatto povero
per voi, perché voi diventaste ricchi per mezzo della sua povertà» (2 Cor 8,9).
L’Apostolo si rivolge ai cristiani di Corinto per incoraggiarli ad essere
generosi nell’aiutare i fedeli di Gerusalemme che si trovano nel bisogno. Che
cosa dicono a noi, cristiani di oggi, queste parole di san Paolo? Che cosa dice
oggi a noi l’invito alla povertà, a una vita povera in senso evangelico?
La grazia di Cristo
Anzitutto ci dicono qual è lo stile di Dio. Dio
non si rivela con i mezzi della potenza e della ricchezza del mondo, ma con
quelli della debolezza e della povertà: «Da ricco che era, si è fatto povero
per voi…». Cristo, il Figlio eterno di Dio, uguale in potenza e gloria con il
Padre, si è fatto povero; è sceso in mezzo a noi, si è fatto vicino ad ognuno
di noi; si è spogliato, “svuotato”, per rendersi in tutto simile a noi (cfr Fil
2,7; Eb 4,15). È un grande mistero l’incarnazione di Dio! Ma la ragione di
tutto questo è l’amore divino, un amore che è grazia, generosità, desiderio di
prossimità, e non esita a donarsi e sacrificarsi per le creature amate. La
carità, l’amore è condividere in tutto la sorte dell’amato. L’amore rende
simili, crea uguaglianza, abbatte i muri e le distanze. E Dio ha fatto questo
con noi. Gesù, infatti, «ha lavorato con mani d’uomo, ha pensato con
intelligenza d’uomo, ha agito con volontà d’uomo, ha amato con cuore d’uomo.
Nascendo da Maria Vergine, egli si è fatto veramente uno di noi, in tutto
simile a noi fuorché nel peccato» (Conc. Ecum. Vat. II, Cost. past. Gaudium et spes, 22).
Lo scopo del farsi povero di Gesù non è la povertà
in se stessa, ma – dice san Paolo – «...perché voi diventaste ricchi per mezzo
della sua povertà». Non si tratta di un gioco di parole, di un’espressione ad
effetto! E’ invece una sintesi della logica di Dio, la logica dell’amore, la
logica dell’Incarnazione e della Croce. Dio non ha fatto cadere su di noi la
salvezza dall’alto, come l’elemosina di chi dà parte del proprio superfluo con
pietismo filantropico. Non è questo l’amore di Cristo! Quando Gesù scende nelle
acque del Giordano e si fa battezzare da Giovanni il Battista, non lo fa perché
ha bisogno di penitenza, di conversione; lo fa per mettersi in mezzo alla
gente, bisognosa di perdono, in mezzo a noi peccatori, e caricarsi del peso dei
nostri peccati. E’ questa la via che ha scelto per consolarci, salvarci,
liberarci dalla nostra miseria. Ci colpisce che l’Apostolo dica che siamo stati
liberati non per mezzo della ricchezza di Cristo, ma per mezzo della sua
povertà. Eppure san Paolo conosce bene le «impenetrabili ricchezze di Cristo»
(Ef 3,8), «erede di tutte le cose» (Eb 1,2).
Che cos’è allora questa povertà con cui Gesù ci
libera e ci rende ricchi? È proprio il suo modo di amarci, il suo farsi
prossimo a noi come il Buon Samaritano che si avvicina a quell’uomo lasciato
mezzo morto sul ciglio della strada (cfr Lc 10,25ss). Ciò che ci dà vera
libertà, vera salvezza e vera felicità è il suo amore di compassione, di
tenerezza e di condivisione. La povertà di Cristo che ci arricchisce è il suo
farsi carne, il suo prendere su di sé le nostre debolezze, i nostri peccati,
comunicandoci la misericordia infinita di Dio. La povertà di Cristo è la più
grande ricchezza: Gesù è ricco della sua sconfinata fiducia in Dio Padre,
dell’affidarsi a Lui in ogni momento, cercando sempre e solo la sua volontà e
la sua gloria. È ricco come lo è un bambino che si sente amato e ama i suoi
genitori e non dubita un istante del loro amore e della loro tenerezza. La
ricchezza di Gesù è il suo essere il Figlio, la sua relazione unica con il
Padre è la prerogativa sovrana di questo Messia povero. Quando Gesù ci invita a
prendere su di noi il suo “giogo soave”, ci invita ad arricchirci di questa sua
“ricca povertà” e “povera ricchezza”, a condividere con Lui il suo Spirito
filiale e fraterno, a diventare figli nel Figlio, fratelli nel Fratello
Primogenito (cfr Rm 8,29).
È stato detto che la sola vera tristezza è non
essere santi (L. Bloy); potremmo anche dire che vi è una sola vera miseria: non
vivere da figli di Dio e da fratelli di Cristo.
La nostra testimonianza
Potremmo pensare che questa “via” della povertà
sia stata quella di Gesù, mentre noi, che veniamo dopo di Lui, possiamo salvare
il mondo con adeguati mezzi umani. Non è così. In ogni epoca e in ogni luogo,
Dio continua a salvare gli uomini e il mondo mediante la povertà di Cristo, il
quale si fa povero nei Sacramenti, nella Parola e nella sua Chiesa, che è un
popolo di poveri. La ricchezza di Dio non può passare attraverso la nostra
ricchezza, ma sempre e soltanto attraverso la nostra povertà, personale e
comunitaria, animata dallo Spirito di Cristo.
Ad imitazione del nostro Maestro, noi cristiani
siamo chiamati a guardare le miserie dei fratelli, a toccarle, a farcene carico
e a operare concretamente per alleviarle. La miseria non coincide con la
povertà; la miseria è la povertà senza fiducia, senza solidarietà, senza
speranza. Possiamo distinguere tre tipi di miseria: la miseria materiale, la
miseria morale e la miseria spirituale. La miseria materiale è quella che
comunemente viene chiamata povertà e tocca quanti vivono in una condizione non
degna della persona umana: privati dei diritti fondamentali e dei beni di prima
necessità quali il cibo, l’acqua, le condizioni igieniche, il lavoro, la
possibilità di sviluppo e di crescita culturale. Di fronte a questa miseria la
Chiesa offre il suo servizio, la sua diakonia, per andare incontro ai bisogni e
guarire queste piaghe che deturpano il volto dell’umanità. Nei poveri e negli
ultimi noi vediamo il volto di Cristo; amando e aiutando i poveri amiamo e
serviamo Cristo. Il nostro impegno si orienta anche a fare in modo che cessino
nel mondo le violazioni della dignità umana, le discriminazioni e i soprusi,
che, in tanti casi, sono all’origine della miseria. Quando il potere, il lusso
e il denaro diventano idoli, si antepongono questi all’esigenza di una equa
distribuzione delle ricchezze. Pertanto, è necessario che le coscienze si
convertano alla giustizia, all’uguaglianza, alla sobrietà e alla condivisione.
Non meno preoccupante è la miseria morale, che
consiste nel diventare schiavi del vizio e del peccato. Quante famiglie sono
nell’angoscia perché qualcuno dei membri – spesso giovane – è soggiogato
dall’alcol, dalla droga, dal gioco, dalla pornografia! Quante persone hanno
smarrito il senso della vita, sono prive di prospettive sul futuro e hanno
perso la speranza! E quante persone sono costrette a questa miseria da
condizioni sociali ingiuste, dalla mancanza di lavoro che le priva della
dignità che dà il portare il pane a casa, per la mancanza di uguaglianza
rispetto ai diritti all’educazione e alla salute. In questi casi la miseria
morale può ben chiamarsi suicidio incipiente. Questa forma di miseria, che è
anche causa di rovina economica, si collega sempre alla miseria spirituale, che
ci colpisce quando ci allontaniamo da Dio e rifiutiamo il suo amore. Se
riteniamo di non aver bisogno di Dio, che in Cristo ci tende la mano, perché
pensiamo di bastare a noi stessi, ci incamminiamo su una via di fallimento. Dio
è l’unico che veramente salva e libera.
Il Vangelo è il vero antidoto contro la miseria
spirituale: il cristiano è chiamato a portare in ogni ambiente l’annuncio
liberante che esiste il perdono del male commesso, che Dio è più grande del
nostro peccato e ci ama gratuitamente, sempre, e che siamo fatti per la
comunione e per la vita eterna. Il Signore ci invita ad essere annunciatori
gioiosi di questo messaggio di misericordia e di speranza! È bello sperimentare
la gioia di diffondere questa buona notizia, di condividere il tesoro a noi
affidato, per consolare i cuori affranti e dare speranza a tanti fratelli e
sorelle avvolti dal buio. Si tratta di seguire e imitare Gesù, che è andato
verso i poveri e i peccatori come il pastore verso la pecora perduta, e ci è
andato pieno d’amore. Uniti a Lui possiamo aprire con coraggio nuove strade di
evangelizzazione e promozione umana.
Cari fratelli e sorelle, questo tempo di Quaresima
trovi la Chiesa intera disposta e sollecita nel testimoniare a quanti vivono
nella miseria materiale, morale e spirituale il messaggio evangelico, che si
riassume nell’annuncio dell’amore del Padre misericordioso, pronto ad
abbracciare in Cristo ogni persona. Potremo farlo nella misura in cui saremo
conformati a Cristo, che si è fatto povero e ci ha arricchiti con la sua
povertà. La Quaresima è un tempo adatto per la spoliazione; e ci farà bene
domandarci di quali cose possiamo privarci al fine di aiutare e arricchire
altri con la nostra povertà. Non dimentichiamo che la vera povertà duole: non
sarebbe valida una spoliazione senza questa dimensione penitenziale. Diffido
dell’elemosina che non costa e che non duole.
Lo Spirito Santo, grazie al quale «[siamo] come
poveri, ma capaci di arricchire molti; come gente che non ha nulla e invece
possediamo tutto» (2 Cor 6,10), sostenga questi nostri propositi e rafforzi in
noi l’attenzione e la responsabilità verso la miseria umana, per diventare
misericordiosi e operatori di misericordia. Con questo auspicio, assicuro la
mia preghiera affinché ogni credente e ogni comunità ecclesiale percorra con
frutto l’itinerario quaresimale, e vi chiedo di pregare per me. Che il Signore
vi benedica e la Madonna vi custodisca.
Dal Vaticano, 26 dicembre 2013
Festa di Santo Stefano, diacono e primo martire
FRANCESCO
En camino
Dal Nicaragua, un estratto del bollettino En Camino.
Purtroppo, ingrandendo le immagini, le parti scritte in carattere piccolo non sono ben leggibili!
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mercoledì 5 marzo 2014
Tras las Huellas del P. Jeronimo Gracian
P. Nicola Galeno de la Virgen del Carmen
OCD
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TRAS LAS HUELLAS DEL P. JERONIMO GRACIAN
Il Bollettino di marzo dei confratelli del Nicaragua, tutto sul 4° Centenario della morte del P. Gerolamo Graziano (1545-1614), riporta un articolo di P. Nicola, tradotto magistralmente in lingua spagnola. PN
Confieso que vine a conocerle sólo leyendo
las Fundaciones de nuestra Santa Madre Teresa, pero con la superficialidad de
un novicio de ape- nas 16 años. En los casi dos años de teología en el
Teresianum (1964-66) seguí con interés algunas conversaciones sobre él de
parte del P. Ildefonso Moriones. Naturalmente los estímulos aumentaron cuando
me procuró una de las
ediciones españolas de la Peregrinación de Anastasio, que leí de un tirón. Me encantaba la fluidez del estilo y la
multiplicidad de los temas abordados: se abría para mí un tramo de la
historia teresiana de los orígenes completamente desconocido. En todo caso una
cosa me parecía extraña: la cortina de silencio caída sobre él en la
historiografía oficial, a pesar de ser el hermano incontestablemente más
citado de nuestra Santa Madre Teresa. ¿Cómo era posible que ella viese
equivocadamente? Me formé por tanto la idea de que era el verdadero
incomprendido de nuestra historia y que debía ser rehabilitado. Quise ampliar
mis conocimientos leyendo también cuanto refiere el P. Silverio en su monumental Historia del Carmen Descalzo: celo por la propagación de la fe, la
devoción a María y a San José, modo de gobernar los conventos, y demás. Me
propuse hacer algo en el futuro, que siempre se aplazó a causa del apremiante
trabajo parroquial y la animación misionera de mi pro- vincia lombarda. Después
vino el regreso al Japón, y allí el estudio de aquella lengua altamente
exigente requirió mis fuerzas.
Se puede decir que la brasa no se había
apagado del todo, si bastó una noticia fugaz de lo que estaban preparando
nuestros hermanos de Gua- temala con vistas al cuarto centena- rio de su muerte
(1614-2014), con el comienzo de las celebraciones en setiembre del 2013. Sólo
que me encontraba desarmado: con tantos traslados efectuados entre Italia y
Japón no sabía ya en qué cajón había
quedado aquella edición de bolsillo de la Peregrinación de Anastasio. Escribí
por correo electrónico a aquellos hermanos que me proveyeran de material, y
así traduje para ellos al italiano un prontuario de sencillas oraciones basadas
en ex- presiones del querido Padre Gracián. O mejor dicho: hice la corrección
en lengua italiana, eliminando todos los españolismos. Encontré por milagro en
la pequeña biblioteca conventual de Montechiaro su edición a cargo del querido
P. Juan Luis Astigarraga, que en mis tiempos era organista y director del coro
del Teresianum.
De su provincia de Navarra el ex Padre
General me estimuló a hacer conocer en Italia al ilustre hermano y tomó a su
cuenta el hacerme llegar una copia de aquel documentadísimo trabajo, para mi
uso personal. Me lancé al trabajo de cabeza, y así hacia el fin de mayo (2013)
podía poner la palabra fin a la primera redacción de esta traducción, que sin
embargo espera un trabajo de revisión desde tantos puntos de vista. Pero
mientras tanto, quise preparar también la puesta en escena de algunas páginas
de historia del querido Padre Gracián mediante la elaboración de esbozos en
color y de relativos textos poéticos. La intención era la de despertar la
curiosidad, sobre todo de los laicos amigos del Carme- lo. Cuando a un caro
hermano español le pregunté “¿Cuántos han leído entera, según tú, la
Peregrinación de Anastasio?”, oí esta desalentadora respuesta: “¡Creo que tú
eres preci- samente uno de los pocos!” Quiero pensar que se refería sólo a
Italia... Además, puedo decir que he estudiado el español directamente en los
escritos del querido Padre Gracián. En música hay sinfonías y obras
“inacabadas”, no acabadas por el autor, porque llegó antes la muerte. Espero
que no me suceda otro tanto a mí.
Padre Nicola Galeno
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Il Paradiso non può attendere: dobbiamo già cercare il nostro Cielo qui sulla terra! Questo blog tratterà di argomenti spirituali e testimonianze, con uno sguardo rivolto al Carmelo ed ai suoi Santi