Más de treinta años de experiencia como médico, me permiten afirmar que SOLO DIOS NOS CURA. Él es que llega a nuestro corazón, a nuestra alma, y allí comienza el proceso de sanación, que es primero espiritual y luego se extiende a todos los órganos, tejidos y células de nuestro cuerpo.
Por eso es que los médicos, si de verdad queremos hacer el bien a nuestros hermanos enfermos, tenemos que enfocar nuestra atención en su interior, en sus dolores espirituales, en las lastimaduras del alma; y con gran amor, paciencia y entrega generosa, tenemos que tratar de sanar esas heridas… Si por gracia de Dios lo conseguimos, la curación física vendrá por añadidura. Felipe de Urca
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